A mediados de los años 1940, como respuesta a las luchas por la tierra de los años 30 el pueblo campesino de nuevo es perseguido
La violencia de la dirigencia de la misma aristocracia criolla, trata de detener el avance de los campesinos por el derecho a la tierra y a los derechos del pueblo
Para evitar que el pueblo lograra mínimas reivindicaciones, se genera de nuevo otra monstruosa violencia, orientada desde el mismo gobierno central y por los descendientes de las antiguas elites criollas
Se inicia la persecución a todo hombre del pueblo que no estuviera de acuerdo con el pensamiento de un sector retardatario de las mismas viejas elites criollas que estaban en el poder
Miles de campesinos son muertos, por las llamadas “fuerzas del orden” del gobierno hegemónico y despótico de esas elites, por los llamados chulavitas que era la alianza entre fuerzas armadas y bandoleros, y la chusma auspiciada desde los directorios políticos y el poder central
De nuevo los campesinos del Tolima, del mismo viejo Caldas y de otras regiones, huyen a las montañas de Calarcá (Córdoba es entonces corregimiento de Calarcá) y en ellas buscan refugio. Pero a ellas llega también la muerte. Desde los directorios políticos, las èlites despóticas criollas y hasta desde los atrios de las iglesias, se incita a acabar con un sector del pueblo que se opone al despotismo. Se convoca a borrar hasta la semilla del Pueblo rebelde. Se asesina al líder popular Jorge Eliècer Gaitàn
Es el surgimiento de la violencia partidista, en la que se azuzò y enfrentó al pueblo para que se matara entre sí, mientras la èlite criolla tomaba whisky en los Clubes de Bogotá, Cali y Medellin
Hay miles de muertos del pueblo Campesino Colombiano. La antigua Cacataima se tiñe de nuevo de sangre hermana (Puente Rojo, los Guayaquiles, Travesías)
La nueva-vieja táctica era enfrentar al pueblo entre sí, para expulsar a los campesinos a cualquier precio del campo, y permitir el surgimiento de grandes haciendas
Para esto se utilizan las diferencias de colores de las banderas. Los campesinos resisten, surgen hombres y organizaciones que luchan por recuperar y defender sus tierras y por resistir a la violencia generada por las elites criollas desde el poder central. Son los años 40, 50 y 60 del 1900. Hombres del pueblo se suman a los campesinos e inician otra nueva resistencia
La violencia expulsa a los campesinos y los testaferros de las èlites inician la compra a cualquier precio de las tierras abandonadas por los campesinos. En zona de la hoy Entre Rios, un terrateniente empieza a adueñarse de todas las pequeñas y medianas fincas, para construir su gran propiedad. 250 fincas fueron suyas, casi toda la ladera montañosa de lo que ahora es Calarcá y Córdoba, parte de la antigua Cacataima
De nuevo se siembra de terror la región: peones, agregados y conductores de camperos, morían al menor indicio de robo o de violar las normas impuestas por el terrateniente. Las èlites locales apoyan al terrateniente, este crece en propiedades y poder - tomado de cartilla la Tierra Nuestra - ver documentos
La violencia de la dirigencia de la misma aristocracia criolla, trata de detener el avance de los campesinos por el derecho a la tierra y a los derechos del pueblo
Para evitar que el pueblo lograra mínimas reivindicaciones, se genera de nuevo otra monstruosa violencia, orientada desde el mismo gobierno central y por los descendientes de las antiguas elites criollas
Se inicia la persecución a todo hombre del pueblo que no estuviera de acuerdo con el pensamiento de un sector retardatario de las mismas viejas elites criollas que estaban en el poder
Miles de campesinos son muertos, por las llamadas “fuerzas del orden” del gobierno hegemónico y despótico de esas elites, por los llamados chulavitas que era la alianza entre fuerzas armadas y bandoleros, y la chusma auspiciada desde los directorios políticos y el poder central
De nuevo los campesinos del Tolima, del mismo viejo Caldas y de otras regiones, huyen a las montañas de Calarcá (Córdoba es entonces corregimiento de Calarcá) y en ellas buscan refugio. Pero a ellas llega también la muerte. Desde los directorios políticos, las èlites despóticas criollas y hasta desde los atrios de las iglesias, se incita a acabar con un sector del pueblo que se opone al despotismo. Se convoca a borrar hasta la semilla del Pueblo rebelde. Se asesina al líder popular Jorge Eliècer Gaitàn
Es el surgimiento de la violencia partidista, en la que se azuzò y enfrentó al pueblo para que se matara entre sí, mientras la èlite criolla tomaba whisky en los Clubes de Bogotá, Cali y Medellin
Hay miles de muertos del pueblo Campesino Colombiano. La antigua Cacataima se tiñe de nuevo de sangre hermana (Puente Rojo, los Guayaquiles, Travesías)
La nueva-vieja táctica era enfrentar al pueblo entre sí, para expulsar a los campesinos a cualquier precio del campo, y permitir el surgimiento de grandes haciendas
Para esto se utilizan las diferencias de colores de las banderas. Los campesinos resisten, surgen hombres y organizaciones que luchan por recuperar y defender sus tierras y por resistir a la violencia generada por las elites criollas desde el poder central. Son los años 40, 50 y 60 del 1900. Hombres del pueblo se suman a los campesinos e inician otra nueva resistencia
La violencia expulsa a los campesinos y los testaferros de las èlites inician la compra a cualquier precio de las tierras abandonadas por los campesinos. En zona de la hoy Entre Rios, un terrateniente empieza a adueñarse de todas las pequeñas y medianas fincas, para construir su gran propiedad. 250 fincas fueron suyas, casi toda la ladera montañosa de lo que ahora es Calarcá y Córdoba, parte de la antigua Cacataima
De nuevo se siembra de terror la región: peones, agregados y conductores de camperos, morían al menor indicio de robo o de violar las normas impuestas por el terrateniente. Las èlites locales apoyan al terrateniente, este crece en propiedades y poder - tomado de cartilla la Tierra Nuestra - ver documentos