lunes, 11 de agosto de 2014

Transgènicos [5] - usan muchos agrotòxicos cada vez màs peligrosos

Argenpress - Ana María Primavesi, et al. (Alai) - Usan mucho más agrotóxicos, cada vez más peligrosos.

Los cultivos transgénicos han significado un aumento sin precedentes del uso de agrotóxicos (herbicidas y plaguicidas cada vez más tóxicos). Esto se traduce en gravísimos problemas ambientales y de salud pública
En los tres países que son los principales productores de cultivos transgénicos (Estados Unidos, Brasil y Argentina) que en conjunto producen casi el 80% de la cosecha global, existen ya claras y preocupantes evidencias de ello.

Un informe científico publicado en 2012 (Benbrook) analiza el uso de agrotóxicos en Estados Unidos en soya, maíz y algodón transgénico de 1996 a 2011 y demuestra que las variedades transgénicas aumentaron el uso de agrotóxicos en más de 183 millones de kilogramos en esos dieciséis años. Estados Unidos es el mayor y más antiguo productor de transgénicos, por lo que los datos del desempeño de los transgénicos en ese país son significativos a nivel global.

El informe especifica que si bien los cultivos con la toxina Bt podrían haber reducido el uso de plaguicidas en 56 millones de kg, los cultivos tolerantes a herbicidas provocaron un incremento de 239 millones de kg en el uso de esos agrotóxicos, lo que explica el promedio general de aumento de 183 millones de kilos de agrotóxicos en 16 años.

El estudio muestra que la reducción en el uso de herbicidas con los cultivos Bt —que ha sido usada por la industria biotecnológica para argumentar difusamente que los transgénicos disminuyen el uso de agrotóxicos—, se ha ido minimizando cada año, ya que debido a la resistencia generada en las pestes, se necesita usar cada vez más cantidad de plaguicidas. Por otra parte, la industria está sacando del mercado las semillas que solamente contienen el gen Bt.

Las nuevas generaciones de semillas transgénicas son una combinación de toxina Bt y genes de tolerancia a uno o más herbicidas, primando así el uso pesado de éstos agrotóxicos. En el caso del maíz Bt, la magnitud del aumento de herbicidas cada vez más tóxicos “anula cualquier modesta reducción puntual en los agrotóxicos que haya ocurrido en los 16 años analizados.” (Benbrook, 2012).

Por otro lado, debido al uso tan intensivo de herbicidas existen decenas de malezas resistentes a los agrotóxicos lo que ha motivado que las empresas manipulen genéticamente los cultivos para hacerlos tolerantes a herbicidas cada vez más fuertes, como el 2-4,D (uno de los componentes del Agente Naranja usado como arma biológica en la guerra de Vietnam); el glufosinato de amonio, el dicamba y otros.

Esta nueva generación de herbicidas es mucho más tóxica y tiene mayor potencial carcinogénico. Agricultores en Estados Unidos han manifestado expresamente su oposición porque al fumigar secan los cultivos de predios vecinos. Charles Benbrook sostiene que si se aprueban cultivos resistentes al 2-4,D, el uso de este potente agrotóxico se incrementará en un 50%. (Union for Concerned Scientist, 2013).

En Brasil, a partir de la siembra de transgénicos en 2003, el consumo de tóxicos agrícolas aumentó más de 200% y sigue aumentando aproximadamente 15% al año. Brasil se transformó en el mayor consumidor de agrotóxicos del globo desde 2008, usando más de 850 millones de litros anuales, equivalente al 20% de la producción mundial de éstos. El índice de consumo de agrotóxicos promedio en Brasil es de 5.2 kg de ingrediente activo por hectárea, lo cual, junto a Argentina, está entre los promedios más altos del mundo. (Menten, 2008).

En estudios realizados en Mato Grosso, el estado de Brasil que concentra el mayor volumen de producción agrícola industrial y también de soja transgénica, se han comprobado serios daños ambientales y a la salud por esta causa, no solamente en áreas rurales sino también urbanas. En 2006, en el municipio de Lucas do Rio Verde, MT, ocurrió una lluvia tóxica sobre la zona urbana a causa de la fumigación del área con paraquat que realizaban los hacendados para secar la soja para su cosecha. El viento diseminó la nube tóxica secando millares de plantas ornamentales y jardines, 180 canteros de plantas medicinales y todas las hortalizas en 65 chacras alrededor de la ciudad, que cuenta con 37 mil habitantes. (Pignati, Dores, Moreira. et al.: 2013).

Posteriormente, estudios realizados entre 2007 y 2010 en el mismo municipio encontraron contaminación por varios agrotóxicos en 83% de los pozos de agua potable (ciudad y escuelas), en 56% de las muestras de agua en patios escolares y en 25% de las muestras de aire tomadas durante 2 años. También se encontraron porcentajes altos de residuos de uno o más agrotóxicos en leche materna, orina y sangre humana. (Pignati, Dores, Moreira et al.: 2013).

En Argentina existen 23 millones de hectáreas de transgénicos sobre 33 millones de ha cultivadas, lo cual se tradujo en un aumento exponencial del uso de agrotóxicos, particularmente glifosato. Se usan 250 millones de litros por año de glifosato sobre un total de 600 millones de litros totales de agroquímicos, en una superficie ocupada por 11 millones de habitantes, lo cual en promedio significa 6 litros de glifosato y 10 litros de agroquímicos por habitante

En 2012 se aprobaron nuevas versiones de semillas de soja y maíz que llevan varias modificaciones genéticas “apiladas”, es decir combinan la expresión de la toxina insecticida Bt con la resistencia a los herbicidas glifosato y glufosinato (éste último induce, por competición con la glutamina, malformaciones en animales de laboratorio). Esto habilitará a los productores en un futuro cercano a fumigar esos cultivos con ambos químicos al mismo tiempo, lo que incrementará el nivel de contaminación y el riesgo para la salud ambiental y humana - sigue