jueves, 7 de agosto de 2014

Transgènicos [6] - altos riesgos a la agrobiodiversidad y al ambiente

tomado de Argenpress -- Ana María Primavesi, et al. (Alai) - Implican altos riesgos a la agro-biodiversidad y al ambiente

Supermalezas. Está documentada la existencia de al menos 24 malezas o hierbas invasoras resistentes a glifosato y otros agrotóxicos, resultado directo del aumento masivo del uso de venenos que conllevan los transgénicos
En un estudio publicado en diciembre 2013, la Unión de Científicos Preocupados de Estados Unidos señala que existen malezas resistentes en 50% de las fincas agrícolas, y en estados sureños, donde el problema es mayor, se encuentran una o más malezas resistentes al glifosato en 92% de los establecimientos. (Union of Concerned Scientists, 2013). Situaciones similares se repiten en Argentina, Brasil e India, donde las malezas invasoras resistentes son un problema cada vez mayor, tanto en cantidad de especies como en dispersión geográfica.

Contaminación de semillas nativas y criollas. La erosión y alteración potencialmente irreversible de la biodiversidad natural y agrícola es un problema global serio, que se acentúa aceleradamente con los cultivos transgénicos. (Alvarez Buylla, Piñeyro Nelson, 2009). La biodiversidad y el conocimiento local y campesino son las claves para la variedad y diversidad de adaptaciones al cambio climático. Con la contaminación transgénica, esta diversidad está amenazada, tanto por las consecuencias en las plantas, como por dejar a los campesinos con semillas dañadas, con secuencias recombinantes (transgenes) patentadas o sin acceso a sus semillas.

Es importante enfatizar que los transgénicos no son “una opción más”, como podría decirse de los híbridos. Una vez que los cultivos transgénicos están en campo, es inevitable la contaminación de otros cultivos no transgénicos y la acumulación de las secuencias recombinantes en los genomas de las variedades, sean éstas híbridas, nativas o criollas; sea por polinización a través de vientos e insectos o por trasiego, transportes y almacenaje de granos y semillas.

Además de afectar la biodiversidad, la contaminación transgénica es motivo de juicios legales por “uso indebido” de los genes patentados promovidos por las corporaciones de agronegocios. Aunque la siembra comercial de cultivos transgénicos solo está permitida en 27 países y el 98% de su siembra está en solo 10 países, se han encontrado 396 casos de contaminación transgénica de cultivos en más de 50 naciones. (GeneWatch 2013).

La contaminación de semillas criollas encarna un nuevo riesgo para éstas: los transgénicos contienen genes de especies que nunca se cruzarían naturalmente con los cultivos. Existen estudios científicos (Kato, 2004) que indican que la acumulación de transgenes puede tener efectos dañinos graves, incluyendo que las variedades nativas o criollas se deformen o se vuelvan estériles al producirse un rechazo del material genético desconocido en la especie.

Esto deriva en graves impactos económicos, sociales y culturales sobre las campesinas, campesinos e indígenas que son quienes han creado todas las semillas de que hoy disponemos y son quienes las siguen conservando. Particularmente preocupante es la contaminación transgénica en los centros de origen y diversidad de los cultivos, tales como el maíz en Mesoamérica y el arroz en Asia.

En México, centro de origen del maíz, se trata de la contaminación transgénica del reservorio genético y de biodiversidad de uno de los tres granos más importantes de la alimentación para todo el planeta, por lo que las consecuencias no son solamente locales sino globales. Igual sucedería con la liberación de arroz transgénico en Asia. (ETC Group, 2012).

En México se encontró contaminación transgénica del maíz desde antes de que se autorizara su siembra experimental. Ante la inminencia de liberación comercial, la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, UCSS-México, elaboró un informe sobre los múltiples riesgos a la biodiversidad, la alimentación, la salud y la soberanía alimentaria, que la liberación de maíz transgénico conlleva. Con base en este informe la UCSS entregó un llamado al presidente de ese país a no permitir la liberación comercial del cultivo. El informe y el llamado fueron apoyados por más de 3 000 científicos en México y el mundo. (UCCS 2012)

En 2013, la UCCS y varias universidades del país publicaron un extenso compendio de los problemas relacionados con la liberación de maíz transgénico en México, con la participación de 50 especialistas científicos en el tema. (Álvarez-Buylla y Piñeyro-Nelson, 2013).

Además de una gran parte de los científicos, la vasta mayoría de la población en México, incluyendo sus 60 pueblos indígenas, las organizaciones de campesinos y agricultura familiar, de consumidores, sindicatos, intelectuales, artistas y muchos otros movimientos y organizaciones sociales, culturales y educativas se oponen a la liberación de transgénicos en su centro de origen, posición que comparten también los organismos técnicos del Estado Mexicano corresponsables de las políticas sobre biodiversidad.

Contaminación de agua y suelo. El uso masivo de agrotóxicos, así como los coadyuvantes y surfactantes que se le agregan han producido una contaminación acelerada y profunda de aguas y suelos incluso mucho más allá del lugar de siembra. El problema de la contaminación con agroquímicos ya existía debido al modelo de agricultura industrial pero con los transgénicos, por ser manipulados para resistir agrotóxicos y por ello multiplicar los volúmenes usados, el problema ha adquirido proporciones devastadoras que también se reflejan en impactos muy fuertes sobre la salud.

En Mato Grosso, Municipio de Lucas de Rio Verde, se encontraron residuos de varios tipos de agrotóxicos en 83% de los pozos de agua potable y en dos lagunas, así como en la sangre de sapos de estos lugares. La malformación congénita de esos animales es cuatro veces mayor que las muestras tomadas en una laguna de control. Además, se encontró presencia de agrotóxicos en el 100% de la muestras de la leche de madres que amamantaban en ese momento. También se encontraron residuos de agrotóxicos (glifosato, piretroides y organoclorados) en la orina y sangre del 88% de los profesores analizados en escuelas de ese municipio. (Pignati, Dores, Moreira et al., 2013) - sigue